CONSUMO, LUEGO EXISTO
A raíz de la reflexiones realizadas recientemente sobre
los extractos del libro “Mal de escuela” he decidido realizar una reflexión
acerca de la sociedad consumista, mas específicamente en lo referente al “Niño cliente”. Al tratarse de un tema actual
creo que es conveniente glosarlo para hablar sobre el declive que ha producido.
Además me gustaría compartir algunos ejemplos personales que creo que están muy
relacionados con la causa.
¿El consumismo es bueno o malo? ¿Los anuncios tienen
influencias en nosotros? ¿Que diferencia hay entre la infancia de nuestros
padres y la nuestra? ¿Es posible llegar a un punto en el que el consumo no nos
permita crecer? ¿Que produce en nosotros la idea de consumir cada vez más? ¿De
verdad necesitamos tantas cosas? Pues bien, estas son algunas de las preguntas
que se me han pasado por la cabeza cuando hemos tratado los fragmentos referentes
a la sociedad consumista, o como cita Pennac “Niño cliente”.
Estamos acostumbrados a vivir en una sociedad en la que
el consumismo es un estilo de vida, es difícil resistirnos a los caprichos que
nos acechan constantemente, de nada sirve resistirse, su poder de atracción es
tan fuerte que supera con creces los “tópicos remotos” que nos proponemos. ¿Y
por qué este poder de atracción? La sociedad ha sido la causante de este barullo,
el único culpable de este desorden
social es el ser humano. Nosotros mismos hemos aplicado esta dinámica en todo
lo que nos rodea, no hay nada más que ver la oleada de anuncios que se producen
ante la llegada de su mayor esplendor, la “Navidad”. Millones de niños despliegan
todo su poderío con el objetivo de conseguir aquello que deseen. Este poderío
ha llegado a tal extremo que incluso dentro de las propias estrategias de
mercado se le atribuye un nombre “Nag Factor”. Las agencias de publicidad
descubrieron que la mejor forma de conseguir que un niño comprara un juguete no
era convenciendo al propio niño, mas bien se centraban en inducir al niño para que diera la lata a sus padres a fin
de conseguir que cedieran. Aunque se trate de una estrategia antiética, la gran
mayoría de empresas utilizan este sistema porque saben que es la mejor forma para
conseguir el máximo beneficio.
En lo referente a mi aportación personal me gustaría
describir una situación que viví hace poco y creo que refleja de forma plena el
tema tratado. Cuando me disponía a quedar con mis amigos acontecí una situación
que causo una gran fascinación en mi. Conforme llegue a mi grupo de amigos les
comenté “Acabo de ver por la calle dos de las criaturas mitológicas menos
vistas en los últimos años” Mis amigos se quedaron muy impactados porque no
sabían el porqué de la causa. Aquella situación que contemple era la de dos
niños que estaban jugando a los “Tazos”, me quede fascinado simplemente por la razón
de que yo asimilo ese juego a mi infancia, es mas, todavía guardo con recuerdo aquel
preciado juego que me hizo pasar muy buenos momentos. Hacía muchos años que no veía
jugar a niños con ese tipo de juego, tan simple, tan “poco tecnológico”, tan
barato, y a la vez tan reconfortante. Quizás
mi extrañez venga de que ahora este
acostumbrado a ver a esos niños con todo tipo de aparatos tecnológicos.
Por último me gustaría tratar el porqué del título. Creo que vamos encaminados a construir una
sociedad basada en el consumismo, de ahí que plantee que un futuro todas
aquellas frases celebres que hoy en día describen al ser humano puedan verse
transformadas a “frases consumistas”. No me extrañaría que nos encontráramos
casos como “ Consumo, luego existo” “El consumo no ocupa lugar” o “Sabe mas el
diablo por consumir que por diablo” Quedan un poco extemporáneas, pero como se
dice en la sociedad consumista “Todo es posible”
Aquí os dejo una imagen que representa la idea del consumismo. Empresas muy conocidas que venden una realidad aparente y que en el fondo esconden un mundo adverso.
Gracias por prestar vuestra atención.
Muy bueno Andreu, estoy totalmente de acuerdo con la idea que has transmitido con esta entrada.
ResponderEliminar