RAZONES PARA CREER
Lo mas lógico es pensar que el ser
humano es un ser capaz de conseguir todo aquello que se propone, metas, sueños,
resultados, aspiraciones. Claro está que este comportamiento no se vería
realizado si no fuera por el sentimiento de grandeza, de superación,
motivación, ilusión, agrado, lucha, etc.
Aspectos importantes que deberían formar parte de todos.
Digamos que durante parte de mi vida
no he sido capaz de metamorfosear esos sentimientos en mí. Que en ocasiones me
han dificultado alcanzar aquello que tanto ansiaba, aquello por lo que lucharía
hasta el fin de mis esfuerzos. Me he sentido impotente en un mundo que me venía
grande, y que en realidad nunca he sabido comprender. Nunca me había planteado
un futuro, tan solo vivía un presente pensando en que algún día dicho
sentimiento aparecería en mi vida.
La razón por la que estoy escribiendo
estas palabras es para hablar de un momento crucial en mi vida. Siempre
asimilamos nuestro comportamiento a infinidad de influencias que se cruzan en
nuestra vida, y en mi caso así fue. Pero hubo una razón que me levanto del
suelo, me hizo abrir los ojos, pero sobre todo, me hizo creer en mí. En un
mundo donde existen más de 7000 millones de personas tuve la suerte de
encontrarme con alguien que me marcó de tal forma que puedo decir que parte de
mi presente se lo debo a ella. Esta persona no es de las personas que mas
quiero en mi vida, ni de las que mejor relación tenga, ni de las que veo
casualmente, pero hizo en mí algo que siempre agradeceré. Detrás de todos los
conocimientos que me obsequió, se esconde algo mucho más importante y útil para
mí. Hablo de un sentimiento que me transmitió y que produjo un antes y un
después en mí.
Para cuando yo cursaba 2º de
bachillerato mi mente era protagonista de un desorden pragmático que me impedía
saber con certeza hacia donde me encaminaba. Mi afán por el deporte, durante
ese momento, me hizo tomar la decisión de decantarme por E.F (Educación Física)
en la asignatura opcional. Sabía que el deporte era un mundo que me interesaba,
y parecía no darme cuenta de lo mucho que este campo iba a influir en mi vida
posteriormente. Yo entendía el deporte como un modelo de ocio, tan solo eso, de
exprimir mi energía realizando ejercicios que me dejaran sin aliento. Justamente
ese mismo año el instituto recibió la llegada de una nueva profesora de E.F,
Amalia Romá, una profesora que llegó con la intención de cambiar por completo
la metodología deportiva que se había llevado hasta el momento.
Sus primeras clases fueron un tanto
curiosas, incluso me sorprendían. Era curioso porque mostraba un interés por
nuestro futuro, quería saber que queríamos estudiar y que estábamos
dispuestos a hacer para conseguirlo. No
sabía muy bien el porqué de ese interés, pero le conteste “La verdad que el
tema del deporte me interesa muchísimo, pero no me llena del todo, siento que
realizo deporte, pero solo es eso, deporte”. Quizás estas palabras hicieron que
se volcara más en mí, o por lo menos eso sentí. Ella estaba obsesionada en que
me convirtiera en un próximo graduado de FCAFE. Creo que ese “me interesa” le dio esperanzas en hacerme ver
que el deporte era algo más que hacer deporte. Una de las frases que me dijo en
los últimos días de clase y que nunca olvidare fue, “El deporte no es solo deporte, es algo
que te hace sentir único y especial, a través de él puedes recibir cualquier
tipo de sentimiento. El deporte llena, cura, y sobre todo, te hace crecer como
persona”, creo que no es necesario
profundizar en la frase porque ya
valiosa en si misma, transmite muchísimo y me la aplico sobre todo en los
momentos que mas abrumado me siento.
Pensar que existe algo tan valioso, algo que transmite tanto, que te llena,
creo que es muy gratificante y me alegro de formar parte de ello.
El curso con Amalia lo recuerdo con
muchísimo cariño. No quiero recordar ningún día en especial, para mis todos
fueron parte de ese proceso que me hicieron formarme, tanto académicamente como
personalmente. Gracias al deporte encontré esos sentimientos de los que hablaba
al principio, me hicieron creer en mí, me dieron motivación, esperanza,
ilusión, sentimiento de lucha, agrado, valentía, metas, sueños, resultados,
aspiraciones, etc. Cualquier persona puede decirme que a quien debería de
agradecer todo ello es al deporte y no a Amalia, pueden tener razón, pero a
todas esas personas yo les respondo lo siguiente “El deporte es un ámbito que
ha estado en mí toda mi vida, pero durante todo ese tiempo el deporte solo era
eso, deporte. Con la llegada de Amalia aprendí el verdadero significado del
deporte, recibí los sentimientos de los que ella tanto hablaba, me demostró que
el deporte no solo era deporte y aprendí que podía ayudarme en cualquier
aspecto de mi vida.”. Sus clases no se centraron en hacerme mejor físicamente,
con ella descubrí un entrenamiento mucho más útil y productivo, me hice mejor
personalmente. Yo creo que la clave está en evolucionar desde el interior hasta
el exterior. Cuando descubrí realmente cual era mi motivación y que quería,
entonces fue cuando yo me preocupe y me obsesione en poner todo lo que
estuviera en mis manos para llegar a entrar en FCAFE. Visto está que lo
conseguí.
Ya han pasado varios años desde que
partí de sus manos. Me conoció sin saber que quería ser en mi vida y se
despidió de mí el último día de clase diciéndome lo siguiente “¿Recordes tot el
que et vaig preguntar el primer dia de classe? Crec que ja eres capaç de
respondre't tu sol, ja no necessites l'ajuda de ningú. Ara sort en les probes i
tranquil perquè ja tens el més important, el sentiment de l’esport”. Es una
profesora desde mi punto de vista buenísima y me alegro que se volcara tanto en
mí. Nunca me he dirigido hacia ella con estas palabras, aunque pienso que ella sabe
muy bien todo lo que ha hecho por mí. Prefiero que quede ahí y agradecérselo de otra forma que apreciará más, impartiendo todo lo que me transmitió cuando sea mi
momento, un momento que cada vez está más cerca.