¿Por qué detectamos un zoquete? Como
sabemos quien es el listo de una clase? La inteligencia es hereditaria? O mas
bien adquirida? La inteligencia es estática? Un zoquete puede convertirse en
listo? Y dicho esto, como? Tras la lectura del libro “Mal de escuela” varias
son las preguntas que rondan mi cabeza y no soy capaz de darles una respuesta
exacta y contundente.
Ser inteligente es, “sencillamente”, ser consciente y obrar apropiadamente. La inteligencia necesita fundamentarse en todas las herramientas de la persona, afectividad, sensibilidad, emociones… La teoría hereditaria afirma que la inteligencia se transmite de padres a hijos, mientras que la ambientalista apunta que la carga genética tiene poco valor si se compara con todas las circunstancias ambientales que acompañan al desarrollo intelectual, como son la salud, las relaciones familiares, los estímulos recibidos durante la infancia, las circunstancias sociales y la situación general.
A través de los estudios realizados con gemelos homocigóticos (que proceden del mismo huevo embrionario) y dicigóticos (que proceden de distinto huevo embrionario), se afirman los siguientes resultados, “se ha visto que los primeros tienen niveles de inteligencia mucho más parecidos que los segundos” hecho que apoya la teoría hereditaria, sin embargo también se ha dicho que “si estos gemelos se separan y crecen en diferentes familias, o sea en distintos ambientes, sus niveles de inteligencia son diferentes”, lo que confirma la teoría ambientalista. Lo más coherente sin duda es conjugar ambas visiones y aceptar en la inteligencia dos aspectos: el innato y el adquirido.
La inteligencia no es algo estático, desde el nacimiento se va desarrollando de forma rápida hasta la adolescencia, luego se estabiliza aunque sigue mejorando en algunos aspectos, y a partir del paso adulto-anciano se inicia un deterioro o declive intelectual. Algunos psicólogos como Piaget estudiaron en profundidad el desarrollo intelectual, afirmando que “los primeros años de vida son fundamentales para la maduración posterior, tanto de la inteligencia como de la personalidad, y que todos los niños se desarrollan igual, según el medio y los estímulos que cada uno recibe.” Describe varias etapas en el desarrollo intelectual: la sensomotora y representativa, la de las operaciones concretas y la de las operaciones abstractas para pasar finalmente al pensamiento racional del adulto.
En conclusión, lo innato es lo que el individuo lleva consigo, que hereda, como las aptitudes. Luego actúa la adquisición de conocimientos y el entrenamiento, que refuerzan la inteligencia innata. Dicho esto, «el inteligente nace y se hace».
Ser inteligente es, “sencillamente”, ser consciente y obrar apropiadamente. La inteligencia necesita fundamentarse en todas las herramientas de la persona, afectividad, sensibilidad, emociones… La teoría hereditaria afirma que la inteligencia se transmite de padres a hijos, mientras que la ambientalista apunta que la carga genética tiene poco valor si se compara con todas las circunstancias ambientales que acompañan al desarrollo intelectual, como son la salud, las relaciones familiares, los estímulos recibidos durante la infancia, las circunstancias sociales y la situación general.
A través de los estudios realizados con gemelos homocigóticos (que proceden del mismo huevo embrionario) y dicigóticos (que proceden de distinto huevo embrionario), se afirman los siguientes resultados, “se ha visto que los primeros tienen niveles de inteligencia mucho más parecidos que los segundos” hecho que apoya la teoría hereditaria, sin embargo también se ha dicho que “si estos gemelos se separan y crecen en diferentes familias, o sea en distintos ambientes, sus niveles de inteligencia son diferentes”, lo que confirma la teoría ambientalista. Lo más coherente sin duda es conjugar ambas visiones y aceptar en la inteligencia dos aspectos: el innato y el adquirido.
La inteligencia no es algo estático, desde el nacimiento se va desarrollando de forma rápida hasta la adolescencia, luego se estabiliza aunque sigue mejorando en algunos aspectos, y a partir del paso adulto-anciano se inicia un deterioro o declive intelectual. Algunos psicólogos como Piaget estudiaron en profundidad el desarrollo intelectual, afirmando que “los primeros años de vida son fundamentales para la maduración posterior, tanto de la inteligencia como de la personalidad, y que todos los niños se desarrollan igual, según el medio y los estímulos que cada uno recibe.” Describe varias etapas en el desarrollo intelectual: la sensomotora y representativa, la de las operaciones concretas y la de las operaciones abstractas para pasar finalmente al pensamiento racional del adulto.
En conclusión, lo innato es lo que el individuo lleva consigo, que hereda, como las aptitudes. Luego actúa la adquisición de conocimientos y el entrenamiento, que refuerzan la inteligencia innata. Dicho esto, «el inteligente nace y se hace».